KURI

Desde muy temprana edad, Kuri ya apuntaba a ser un nombre a recordar en el gremio de los Aventureros, encontrando inspiración en las historias que su madre, quien alguna vez fue Aventurera, le contaba antes de dormir. Sin embargo, su motivación solía verse eclipsada por el estigma que giraba en torno al color de sus ojos, y es que en Geiral, su mundo natal, el potencial de alguien para la magia solía elucidarse a partir de ese rasgo. Los suyos, siendo azules, indicaban uno de los niveles más bajos de pneuma, por lo que al margen de sus padres, nadie tomaba en serio su ambición.Fue por ese motivo que, con el objetivo de demostrar su valía, vivió su primera aventura con tan solo cinco años, atreviéndose a tomar un desvío por el bosque durante una excursión escolar con tal de encontrar algún tesoro del que apropiarse. Detuvo sus pasos una vez halló unas gafas protectoras abandonadas entre la maleza, y aunque le cayó un merecido regaño por su osadía tras regresar a casa, nada volvería a disuadirle sobre cómo tendría que afrontar su vida, puesto que en aquellos visores encontró, además de un primer tesoro, el símbolo de todo cuanto resonaba en su corazón: el poder de soñar a lo grande, de sentirse libre y alcanzar cualquier horizonte que se propusiera. Y así, con una pasión renovada, juró en alto a los cuatro vientos que sería su persona quien encontrase la Tierra Prometida, un lugar relegado desde hacía siglos atrás a simples cuentos y mitos.Incluso si aparentemente debía emprender aquella odisea en solitario, sin que nadie creyese siquiera en su sueño, eso nunca doblegó su voluntad, pero por suerte, entre sus numerosas andanzas antes de abrirse paso más allá de sus fronteras, pudo hacer un par de amistades que se sumarían a su periplo: Shuntaro, un tanuki que aspiraba a formar parte de una gran historia, y Bianca, una caprichosa maga que quería seguir los pasos de su difunta madre en el mundo del espectáculo. Juntos, formarían el equipo Pléyades, y su lema, «Brillemos como nadie más», se convertiría en su brújula en el camino hacia lo más alto, en compañía de tantos otros amigos y aliados que se irían uniendo a sus filas.Pasaron por no pocas peripecias, pero si ni la peor de ellas les hizo rendirse, fue porque Kuri siempre se sentía capaz de mirar al frente. Si tenía tiempo para preocuparse, entonces lo tenía para actuar. Su determinación fue la causa de que su mundo se pusiera del revés, pero también de que fuese salvado de varias calamidades. Tras terminar su gran viaje por Geiral, creyó que también estaría por hacerlo su historia, pero en cuanto descubrió que existían muchos otros mundos aparte del suyo, se dio cuenta de que, más bien, no había hecho más que comenzar.Con un panorama que lucía infinito, se lanzó a la aventura una vez más, y desde entonces, sea con sus amigos o por su cuenta, siempre va de aquí para allá, como toda una estrella fugaz.

© nekokagegirl

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